Yo, no tengo mucho.
Viajo bastante por tierras extrañas
y me gusta ver el mundo.
Hace poco, me instalé en un viejo hostal,
que no tiene mucho, salvo, quizás,
un viejo ventanal.
Las vistas son preciosas
desde aqui.
Me gusta mirar a la gente pasar,
ellos ni siquiera me miran,
van muy agetreados con su dura vida.
Veo a un hombre elegante,
con su chaqueta de piel
y sus guantes.
Y, a una mujer muy bella,
pero con traje barato
y rotas medias.
Muchas veces,
veo pasar una niña,
es una niña muy bonita,
con dulces rasgos y cara redondita.
Cada vez que pasa
pega su cara contra el cristal,
y a mi me hace mucha gracia
ver como se esfuerza por mirar.
Su madre, siempre la riñe;
pobre niña, que inocente es todavia.
Y, mientras yo,
aquí malgasto mis pocos días,
mirando por un ventanal
como pasa la vida.
He vivido mucho
y he viajado más,
y por eso, no me arrepiento
de la vida que he visto pasar.
Pero siempre es triste
dejar la vida atrás.
Por eso ahora, me quedo aquí.
viendo la vida pasar,
desde mi viejo ventanal.
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